martes, 20 de mayo de 2008

Angeles del Infierno en Mérida Yucatán!!!!


Aweeeeeboooo!!!! El evento del año para Mérida!!!

Algo de lo que nos espera...

Maldito sea tu nombre


Prisionero


666


Rocker


Con las botas puestas


Sombras en la oscuridad


Fuera de la ley


Si tu no estas aqui


Al otro lado del silencio


Jugando al amor


A Cara o Cruz



Entre muchísimas otras...

El Bueno, El Malo y el Feo (1966)



Il Buono, Il Brutto, Il Cattivo s la tercera película de la Trilogía del dólar, dirigida por el italiano Sergio Leone en 1966, y considerada una de las máximas cumbres del spaghetti western.

El bueno (Clint Eastwood) alias "Blondy", el malo (Lee Van Cleef) alias "Angel Eyes" ) y el feo (Elli Wallach) alias "Tuco", y cuyo nombre completo es Tuco Benedicto Pacífico Juan María Ramírez, son respectivamente, un cazarrecompensas, un asesino a sueldo que luego deviene en sargento inescrupuloso del norte, y un ladrón. Se ubican en un ambiente del viejo oeste durante la Guerra de Secesión Norteamericana.



Básicamente la película trata sobre un tesoro el cual deben encontrar estos tres personajes, sin embargo ninguno tiene toda la información sobre donde está localizado por lo que deberán de colaborar para poder encontrarlo sin ambargo al final solo uno podrá quedarse con el dinero...

Resalta especialmente la banda sonora de la película, escrita por el inseparable amigo de Leone, Ennio Morricone, a tal punto que se ha convertido en una de las musicalizaciones más memorables en la historia del cine.



No soy muy adepto a éste género de películas pero me la recomendaron tanto que terminé viendola y no me arrepiento en absoluto, es una obra magistral, tanot las imágenes como la música en sincronía perfecta, un gran guión con su dosis justa de suspenso cosa que me encantó de la película. Muy recomendable, Ennio Morricone es un Maestro!!!

Trailer


The Ecstasy of gold

Por cierto este tema es utilizado muy frecuentemente por metallica para abrir sus conciertos.

Be seeing you!

sábado, 10 de mayo de 2008

Whiskey In The Jar

Bueno esta es una sección nueva del blog, muchas bandas hacen famosas canciones que realmente ya se habian hecho antes por otras bandas.. los muy conocidos covers... bueno estaré subiendo canciones interpretadas por distintos grupos si hay alguna otra versión que conoscan les pido que me lo hagan saber para enriquecer esto.. por lo pronto y como bien dice el título empezaremos con Whiskey in the Jar... Debo aclarar antes mis favoritas son las versiones de The Dubliners, Thin Lizzy y Metallica...



Whiskey in the Jar es una canción tradicional irlandesa que habla de un hombre que se emborracha a causa de la traición de su mujer o amante. Es una de las canciones irlandesas más interpretadas, y ha sido versionada por artistas como The Dubliners, The Pogues, Peter, Paul and Mary, The Highwaymen, Roger Whittaker, Clancy Brothers, Tommy Makem, The Irish Rovers, Poxy Boggards, The Limeliters, King Creosote, The Shatilla Shakers y The Brobdingnagian Bards.



En el ámbito de la música rock, ha sido versionada por Thin Lizzy en 1972, de la que se han extraído a su vez numerosas versiones de grupos como U2, Pulp, Smokie, Metallica (cuya versión ganó un premio Grammy), Belle & Sebastian y Gary Moore.

The Dubliners


Thin Lizzy


Metallica


U2 (Cantada por the edge)


Belle & Sebastian


Jim Brown


Arriba el Whiskey!!!

domingo, 4 de mayo de 2008

Nostradamus by Judas Priest !!!!



Así es señoras y señores como lo leen, el nuevo disco de Judas priest ya está próximo a salir, las fechas exactas son:

Columbia Records on Monday, June 16th in the UK/Europe
Epic Records on Tuesday, June 17th in the US.

Y bueno hoy me he enterado de que la promoción ya empezó, y pude escuchar la canción llamada nostradamus en el myspace, a decir verdad es un poco prematuro para hacer un análisis asi que hablaré especificamente de la canción, se me hace una versión más teatral de Judas, conserva la energía y el estilo del último disco pero en esta ocasión se me hace con mas tintes de ópera rock, con ciertos tintes power por momentos, al menos esa es mi mas humilde opinión...

El track list del nuevo disco será:
Dawn of Creation
PROPHECY

Awakening
REVELATIONS

The Four Horsemen
WAR

Sands of Time
PESTILENCE AND PLAGUE

DEATH

Peace
CONQUEST

LOST LOVE

PERSECUTION

Solitude
EXILED

ALONE

Shadows In the Flame
VISIONS

Hope
NEW BEGINNINGS

Calm Before The Storm
NOSTRADAMUS

FUTURE OF MANKIND

Habrá que esperarlo...



Pues al parecer aún no hay fechas para que visiten México pero estoy seguro que lo harán asi que vayan juntando dinero.. porque este espectáculo promete bastante... aqui les dejo un video de youtube con el sencillo "Nostradamus" espero sus comentarios.



Más información: http://judaspriest.com/nostradamus/default.asp

Be seeing you!

sábado, 3 de mayo de 2008

Šílení (2005) by Jan Svankmajer



Señoras y señores, la película que van a ver es una película de terror, con toda la decadencia propia del género. No es una obra de arte. Hoy, el arte está casi muerto, sustituido por el anuncio publicitario del rostro de Narciso reflejado en el espejo del agua. Puede ser entendida como un homenaje a Poe, del que he tomado diversos motivos, y al Marqués de Sade, al que la película debe la blasfemia y lo que tiene de subversivo.
La película propone, en esencia, un debate ideológico sobre la gestión de un manicomio. En principio, hay dos maneras de hacerlo. Ambas son igualmente extremas. Una alienta la libertad absoluta; la otra, el método obsoleto y comprobado de vigilar y castigar. Pero hay un tercer método que combina y resume los peores aspectos de los dos primeros. Es el manicomio en el que todos vivimos hoy.

Jan Svankmajer – Introducción a Sileni (en inglés Lunacy) (2005)



Esta película salió a la luz en el año 2005 y fue escrita y dirigida por Jan Svankmajer, está basada en dos cuentos cortos de E. A. Poe "The system of Dr. Tarr and Prof. Fether" y "The premature burial" tambien está influenciada muy fuertemente por las obras del Marqués de Sade.



La película cuenta con varios momentos de animación en stop-motion ya característicos del director, sin embargo la mayoría de dichas escenas no guardan relación con la trama de la película, sin embargo a mi parecer le dan el aire de surrealista distintivo del autor.



Excelente película!!! una de mis favoritas y a mi parecer la mejor de Svankmajer!!! muy estructurada, con un guión supremo!!! con actuaciones magistrales, una escenografía y vestuario escogidos a la perfección...



Trailer


Escena de la Terapia del Arte jejeje


Trailer con subtitulos en Inglés


Be seeing you!

jueves, 1 de mayo de 2008

Blackmail (1929) by Sir Alfred Joseph Hitchcock KBE



Blackmail, en español Chantaje, es una película de suspenso dirigida en 1929 por Sir Alfred Hitchcock, y producida por British International Pictures Ltd. Está basada en una obra de teatro de Charles Bennet, adaptada al cine por el propio Hitchcock. Constituye, no sólo la primera película sonora del director, sino también la primera película sonora de la historia del cine británico.

Hitchcock rodó esta película originalmente como muda. Durante el rodaje, la tecnología para el sonido sincronizado, ya estrenada con éxito en Estados Unidos por El cantor de jazz (1927), llegó al Reino Unido. Los productores pidieron a Hitchcock que la última parte de la película la rodara con sonido, pero él decidió, sin avisarles, que toda la película sería sonora. La versión muda también se estrenaría, y de hecho gozó de mayor popularidad en Reino Unido, pero con el paso de los años, ha sido olvidada en favor de la versión sonora que es la que se distribuye hoy en día.



La mayoría del material de la versión muda se reutilizó en la versión sonora. Esto hace que la velocidad de filmación cambie de unas escenas a otras (personajes andando deprisa en una escena y andando a velocidad normal en la escena siguiente, por ejemplo) y que algunas escenas tengan breves diálogos mudos, sobre todo en las escenas iniciales, donde sólo se oye la música. De la versión muda, además de las escenas de diálogos y de los intertítulos, se desecharon las escenas especiales que Hitchcock realizaba en sus films mudos, en los que "dibujaba" sonidos en imagenes.

El mayor problema de Hitchcock fue el de la protagonista, Anny Ondra, con quien ya había trabajado en películas anteriores. Para la versión muda, encajaba en el papel, pero tenía un marcado acento correspondiente a su origen checo-polaco que en la versión sonora no encajaba con una muchacha londinense. Para solventar el problema, Hitchcock contrató a la actriz Joan Barry, que junto a un micrófono colocado junto a la cámara, leería las líneas del personaje de Anny, mientras esta movía a la vez los labios. No existiendo todavía el doblaje como tal, esto se considera como uno de los primeros precedentes de este sistema. Joan Barry no apareció acreditada en la película, pero volvería a trabajar con Hitchcock, esta vez delante de la cámara, en la película Rich and strange de 1931 (Lo mejor es lo malo conocido o Ricos y extraños son sus títulos en países hispanohablantes).



Hitchcock ya había comenzado a realizar sus clásicas apariciones como extra en sus películas, y en Blackmail le podemos ver en una escena en el metro, sentado detras de Alice y Frank, siendo importunado por un niño que le tira del sombrero.

Hitchcock Cameo


Sound test (Muy divertido)


Unas escenas de la película


No quise poner nada sobre la trama haciendo honor al maestro del suspenso.. de hecho creo que el título ya dice mucho... No más palabras...

Be seeing you!

lunes, 28 de abril de 2008

Blasphemy Blood - Kisin Paal



Muy buen programa que tendremos el proximo fin de semana, espero pronto tener la señal para que se pueda escuchar desde aqui, asi que ya saben, lo mas probable es que sea invitado el viernes asi que nos escuchamos!!

domingo, 27 de abril de 2008

Arnold Schönberg (1874-1951)


Arnold Schönberg (13 de septiembre de 1874 – 13 de julio de 1951) fue un compositor austriaco de origen judío de música clásica del periodo moderno (1900-1950). Uno de los musicos más grandes del siglo XX; es, junto con Ígor Stravinski, y Béla Bartók, el compositor más importante e influyente de la primera mitad del siglo XX y una figura clave, junto con Monteverdi, Bach, Beethoven y Wagner, en la evolución de la música académica occidental.

Es reconocido como uno de los primeros compositores en adentrarse en la composición atonal, y especialmente por la creación de la técnica del dodecafonismo basada en series de doce notas, abriendo la puerta al posterior desarrollo del serialismo de la segunda mitad del s. XX. Además fue fundador de la Segunda Escuela de Viena.

Fue en gran parte autodidacta. Con veinte años orquestaba operetas mientras componía trabajos como el sexteto de cuerda Verklärte Nacht (Noche Transfigurada) en 1899. Tanto Richard Strauss como Gustav Mahler empezaron a reconocer la importancia de Schönberg como compositor. De hecho, Mahler lo adoptó como su aprendiz.Cabe destacar, asimismo, su amistad entrañable con el prodigio pianista y compositor Paul Pulice, quien influyó de manera notable (aunque muchas veces se ignore) en el proceso constitutivo de su lenguaje.

El verano de 1908, cuando su esposa Mathilde lo abandona por un romance con el joven pintor austriaco Richard Gerstl, marca un cambio en el trabajo de Schönberg. Fue durante la ausencia de su esposa cuando compuso Du lehnest wider eine Silberweide, su primera pieza considerada atonal.

Otro de sus más importantes trabajos de este periodo (y quizá una de sus obras capitales) es Pierrot Lunaire de 1912, una colección de 21 canciones (organizadas en tres grupos de siete) basadas en unos textos del escritor belga Albert Giraud. Estos textos tratan de personajes de la Comedia del Arte en un contexto agriamente distorsionado con arreglo a los cánones de la estética expresionista. Schönberg usa una solista femenina y un pequeño conjunto instrumental formado por flauta, clarinete, violín, violonchelo y piano.

Sus primeras obras, como Noche Transfigurada, los Gurrelieder y Pierrot Lunaire, se enmarcan en el estilo postromántico de los continuadores de Richard Wagner. Una de sus innovaciones es el uso del sprech-stimme ('voz hablada cantada') o el sprech-gesang ('canción hablada'), en que el o la solista vocal realiza una mezcla de discurso hablado y canción.

La tendencia a incorporar cada vez más disonancias dentro de su música lo lleva primero a obras en donde no se puede establecer claramente una tonalidad debido al uso de "acordes errantes". Finalmente hacia los años veinte establece un sistema, el dodecafonismo ('doce sonidos'), que utiliza todas las doce alturas del sistema cromático occidental.

Al contrario de la música tonal, que hasta fines del siglo XIX estaba basada en el uso de tonalidades (por ejemplo do mayor, la menor, etc.), Schönberg empezó a utilizar en sus melodías todas las alturas de la escala cromática occidental (como si tocara todas las teclas del piano, tanto las negras como las blancas), por supuesto de manera no ordenada (si no, sonarían como simples escalas cromáticas).

Antes de permitirse volver a sonar a la misma altura, debía pasar por las once alturas restantes. De esta manera evitaba toda tendencia a establecer un centro tonal (el oído no puede "polarizarse" sobre alguna de las alturas, y así no reconoce ningún centro tonal). Estas melodías se denominan series. Por eso al sistema dodecafónico se le llama serialismo (que no debe ser confundido con el serialismo integral).


Su obra

* Música orquestal: incluye Cinco piezas para orquesta (1909), Variaciones para orquesta op. 31 (1926-28), y conciertos para violín (1936) y piano (1942).
* Óperas: incluye Die glückliche Hand (La mano bendecida, 1913), Moses und Aron (incompleta, 1932) y Erwartung (La espera, 1909)
* Música coral: incluye Gurrelieder (1911), Jakobsleiter (La escalera de Jacob, 1922), y A survivor from Warsaw (Un superviviente de Varsovia 1947); entre los trabajos corales menores se incluye: Friede auf Erden (Paz en la Tierra), 1907)
* Música de cámara: incluye 4 cuartetos, serenatas, quinteto de viento, trío de cuerdas y el sexteto de cuerdas Verklärte Nacht (La noche transfigurada, 1899)
* Música vocal: incluye Pierrot Lunaire (1912) y numerosos Lieder.
* Música de piano: incluye Tres piezas para piano, Op. 11 (1909), y la Suite, Op. 25 (1921-1923)

En lo personal Pierrot Lunaire es mi obra preferida del compositor asi que aqui les dejo una pequeña muestra.

sábado, 26 de abril de 2008

Sexo en los parques

Me topé hoy con esta noticia, la verdad es que me gustaría vivir en Europa y no es por ser malinchista, mientras aqui se estan rompiendo la madre que si el petroleo o que si no se que, en Holanda no pierden el tiempo.. jejejeje

Ámsterdam analiza la posibilidad de ir más allá de la revolución sexual iniciada con la proliferación de vitrinas en su famoso "barrio rojo", donde las mujeres venden sexo a los transeúntes con todas las de la ley.

Ahora, las autoridades de la capital de Holanda han iniciado un debate para establecer un marco legal que permita o castigue tener sexo en los parques públicos de la ciudad. Particularmente en el más famoso, el Vondel.

Y es que cuando anochece, el parque principal de Ámsterdam, es punto de encuentro de hombres homosexuales que buscan sexo rápido y sin compromiso.

"No está penalizado tener sexo en el parque, pero tampoco está permitido. Cuando la policía descubre a una pareja in fraganti, sólo le llama la atención y le pide retirarse", dijo a BBC Mundo, Herbert Raat, portavoz de la Alcaldía de Ámsterdam.

"Ahora estamos discutiendo la posibilidad de darle un marco legal, ya sea para que se prohíba o se permita por ley. Así que estamos escuchando todos los puntos de vista para llegar a una conclusión", agregó.
Sólo se permitiría tener sexo al caer la noche
Reglas del juego

El detonante del debate fue una iniciativa diseñada por el concejal Paul van Grieken, del Partido Verde, quien en un documento estratégico titulado "Utilización del Vondel", propone permitir la práctica del sexo en este lugar.

El proyecto plantea una serie de reglas. Por ejemplo, sólo se permitiría tener sexo al caer la noche, lejos de las zonas destinadas a los niños y de una manera discreta.

El Vondel no sólo es el jardín más grande, sino el más agradable de la ciudad, al ser punto de encuentro de familias con niños, deportistas, ancianos y enamorados que pasean entre rosales y estanques.

De prosperar la propuesta, el Ayuntamiento considera que podría entrar en vigor durante el próximo verano.
Posturas encontradas

Más de 70% de los habitantes de Ámsterdam afirma que no tiene problemas con los homosexuales que buscan sexo en los parques públicos, según una encuesta realizada a solicitud de la televisora local AT5.

En tanto, el 37% de los encuestados opina que podría permitirse tener relaciones sexuales en el Vondelpark, mientras que 35 responde que no con firmeza.

El legislador Pieter den Geel, líder del partido democratacristiano CDA, rechaza la idea y se pregunta: "Si tomamos ese deslizadero, ¿a dónde iremos a parar?.
Caja de Pandora

El mexicano Jorge Vargas, quien vive en Ámsterdam desde hace 26 años, asegura que la Alcaldía abrirá "la Caja de Pandora" si autoriza el sexo en el Vondel.

"Están en un gran dilema, porque si lo permiten, se echarán a todo el mundo encima", sostiene.

Otros grupos reclamarían igualmente derechos, como es el caso de los nudistas que no pueden asolearse sin usar ropa interior o los jóvenes miembros de brigadas de scout, quienes no tienen permiso para acampar de noche.

Incluso las personas con perros podrían reclamar que sus mascotas puedan andar sin cadena por el parque sin riesgo a ser multados.

"Todo esto es parte del juego de la democracia y lo abierta y tolerante que es la sociedad holandesa", expresa Vargas.

viernes, 25 de abril de 2008

Bela Lugosi (1882-1956)



Béla Lugosi fue el nombre artístico del actor Béla Ferenc Dezső Blaskó (20 de octubre de 1882 - 16 de agosto de 1956). Nació en Lugoj, Transilvania, región del Reino de Hungría que estaba anexionado al Austro-Húngara (hoy Lugoj, Rumania), siendo el más pequeño de los 4 hijos de un banquero.

Lugosi comenzó su carrera como actor en Europa, trabajando en distintas obras de Shakespeare. Sin embargo, se dio a conocer realmente con su papel de Conde Drácula en la adaptación cinematográfica de la clásica historia de vampiros de Bram Stoker llevada al cine por el director Tod Browning en 1931, papel que consiguió por su actuación en Broadway del mismo papel.

Durante la Primera Guerra Mundial participó como teniente de infantería y tras la contienda formó parte activa en la izquierda de su país y fundó el sindicato de actores. En 1917 contrajo matrimonio con Ilona Szmik de quien se separaría en 1920.

Tuvo que exiliarse debido a su actividad política primero a Alemania en 1919 y posteriormente abandonó Europa y se marchó a los Estados Unidos. Allí recibió el papel de su vida, el del Conde Drácula,que interpretó primero en los teatros de Broadway y en diversas giras y que posteriormente llevó a la pantalla de la mano de Tod Browning en Drácula (1931).

La película fue un éxito, pero Lugosi se encasilló en papeles de terror con películas como White Zombie y Scared to Death. Rechazó interpretar al monstruo en Frankenstein pero realizó un buen trabajo interpretando al trastornado Ygor en dos secuelas, Son of Frankenstein y Ghost of Frankenstein antes de aceptar interpretar finalmente al monstruo en Frankenstein Meets the Wolf Man. Tuvo también un pequeño papel en la comedia clásica Ninotchka junto a Greta Garbo.

Muchos films, como The Black Cat y el anteriormente mencionado Son of Frankenstein equipararon a Lugosi con su mayor rival en el mundo del cine de terror, Boris Karloff. La actitud de Lugosi ante Karloff es tema de muchas y muy variadas opiniones entre los expertos e historiadores de cine. Muchos de ellos nos hablan de un Lugosi resentido por el éxito y la habilidad de Karloff de conseguir mejores papeles dentro de la escena del cine de terror, mientras que otras historias comentan que entre ambos actores -al menos durante un tiempo- existió una muy buena amistad.

Años más tarde, los papeles dejaron de llegarle y se volvió un adicto a la morfina, sustancia que comenzó a utilizar durante su estancia en el frente de guerra para apaciguar el dolor por la herida sufrida en su pierna. Recreó por última vez el papel de Drácula en la película Bud Abbott and Lou Costello Meet Frankenstein en 1948.

Ya casi al final de su vida, volvió de nuevo a aparecer en películas, aunque fuesen de pésima calidad. El, tras su muerte, histórico director Ed Wood, fue desde siempre un fan de Lugosi. Convencido el histriónico director de volver a recuperar al gran Lugosi, le ofreció numerosos papeles en sus películas, siempre interpretando alguna variante del clásico mad doctor (científico loco) o de Vampiro, incluso, en películas como Glen o Glenda en las que su papel no tenía sentido alguno. La película biográfica de Wood, (Ed Wood - 1994), dirigida por Tim Burton) refleja, entre otros aspectos, las relaciones del director con Lugosi, interpretado por Martin Landau. Como consecuencia de sus apariciones en películas de serie B, apareció en algunos episodios de la serie de televisión Mystery Science Theater 3000, especialmente en su film Bride of the Monster.

Uno de los papeles más infames de Lugosi fue el que interpretó en una película ya clásica que sería estrenada después de su muerte. Plan 9 from Outer Space de Ed Wood contenía metraje de Lugosi intercalado con escenas de un doble suyo que no se parecía para nada a él. Wood había tenido enormes dificultades para financiar el proyecto, y solo fue capaz de filmar escenas cortas y mudas que planeaba incorporar en el montaje final una vez hubiese encontrado el resto de su financiación. Sin embargo, Lugosi falleció tres años antes de que llegase la financiación total del proyecto (de la mano de la Iglesia Baptista de Beverly Hills, nada más y nada menos). Así que Wood contrató al quiropráctico de su esposa para doblar a Lugosi, al que podemos distinguir del auténtico Drácula por el hecho de que no se parece en nada a Lugosi y porque se cubre la cara con una capa en cada una de sus tomas.

Al contrario de lo que podemos ver en el Ed Wood de Tim Burton, Lugosi no recibió un trato de estrella en Plan 9. Sin embargo sí se le nombró como estrella invitada, debajo de Tor Johnson, Vampira y Kenne Duncan.

Falleció de un ataque al corazón a la edad de 73 años en Los Ángeles, California, mientras se encontraba sentado en una silla un 16 de agosto de 1956. La leyenda del terror nos abandonaba interpretando también en la muerte a su personaje más querido y que más satisfacciones le dio en vida, el Conde Drácula. Lugosi, como bien indicaba su testamento, fue incinerado llevando puesto su disfraz de vampiro, en el Holy Cross Cemetery de Culver City, California.

Lugosi Tribute


Rare Lugosi Interview


Bela Lugosi´s Dead By Bauhaus


Un pequeño Homenaje a uno de mis heroes.

Be seeing you!

jueves, 24 de abril de 2008

The Black Cat By Edgar G. Ulmer


Bueno lo prometido es deuda y apenas estoy empezando a utilizar el blogger y no se muy bien que onda con esto ni todas las cosas que se pueden hacer, pero poco a poco irá mejorando...

Por lo pronto y haciendo honor al nombre del blog empezamos con una recomendación de una película.

The black cat dirigida por Edgar G. Ulmer salió en 1934 contó con la actuacion de dos grandes actores, me refiero a Bela Lugosi y a Boris Karloff.

La historia se basa muy escasamente en el cuento de horror de Edgar Alan Poe del mismo nombre.

Una pareja de recién casados conoce en su viaje de luna de miel por los Cárpatos el misterioso doctor Vitus, que vuelve de un campo de prisioneros de la pasada gran guerra. Su meta es dar con el paradero de su mujer y su hija, de las que no ha sabido nada desde hace años, lo que pasa por Hjalmar, un rival del pasado, arquitecto y aficionado a las prácticas satánicas. Un inesperado accidente obliga al matrimonio a acompañar a Vitus a la casa de Hjalmar.

El film contiene escenas de clara inspiración expresionista (las sombras, la casa de Hjalmar), elementos de necrofilia y obsesión, y sabe jugar con las apariciones del gato negro, que dan un toque siniestro a la cinta. También hay un inspirado uso de la música, con fragmentos clásicos de Bach, Liszt, Tchaicovsky y Beethoven.



Intenté buscar videos pero no puedo añadir este de youtube así que les dejo el link
http://www.youtube.com/watch?v=JWZFW3cEQQc

Para los que no conoscan el relato de E. A. Poe, se los dejaré aqui mismo...

El gato negro

No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.

Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido.

El gato, entretanto, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo presentaba un horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de costumbre, por la casa, aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me quedaba aún bastante de mi antigua manera de ser para sentirme agraviado por la evidente antipatía de un animal que alguna vez me había querido tanto. Pero ese sentimiento no tardó en ceder paso a la irritación. Y entonces, para mi caída final e irrevocable, se presentó el espíritu de la perversidad. La filosofía no tiene en cuenta a este espíritu; y, sin embargo, tan seguro estoy de que mi alma existe como de que la perversidad es uno de los impulsos primordiales del corazón humano, una de las facultades primarias indivisibles, uno de esos sentimientos que dirigen el carácter del hombre. ¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta o malvada por la simple razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a transgredir lo que constituye la Ley por el solo hecho de serlo? Este espíritu de perversidad se presentó, como he dicho, en mi caída final. Y el insondable anhelo que tenía mi alma de vejarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer mal por el mal mismo, me incitó a continuar y, finalmente, a consumar el suplicio que había infligido a la inocente bestia. Una mañana, obrando a sangre fría, le pasé un lazo por el pescuezo y lo ahorqué en la rama de un árbol; lo ahorqué mientras las lágrimas manaban de mis ojos y el más amargo remordimiento me apretaba el corazón; lo ahorqué porque recordaba que me había querido y porque estaba seguro de que no me había dado motivo para matarlo; lo ahorqué porque sabía que, al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que comprometería mi alma hasta llevarla -si ello fuera posible- más allá del alcance de la infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible.

La noche de aquel mismo día en que cometí tan cruel acción me despertaron gritos de: "¡Incendio!" Las cortinas de mi cama eran una llama viva y toda la casa estaba ardiendo. Con gran dificultad pudimos escapar de la conflagración mi mujer, un sirviente y yo. Todo quedó destruido. Mis bienes terrenales se perdieron y desde ese momento tuve que resignarme a la desesperanza.

No incurriré en la debilidad de establecer una relación de causa y efecto entre el desastre y mi criminal acción. Pero estoy detallando una cadena de hechos y no quiero dejar ningún eslabón incompleto. Al día siguiente del incendio acudí a visitar las ruinas. Salvo una, las paredes se habían desplomado. La que quedaba en pie era un tabique divisorio de poco espesor, situado en el centro de la casa, y contra el cual se apoyaba antes la cabecera de mi lecho. El enlucido había quedado a salvo de la acción del fuego, cosa que atribuí a su reciente aplicación. Una densa muchedumbre habíase reunido frente a la pared y varias personas parecían examinar parte de la misma con gran atención y detalle. Las palabras "¡extraño!, ¡curioso!" y otras similares excitaron mi curiosidad. Al aproximarme vi que en la blanca superficie, grabada como un bajorrelieve, aparecía la imagen de un gigantesco gato. El contorno tenía una nitidez verdaderamente maravillosa. Había una soga alrededor del pescuezo del animal.

Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado por el asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había ahorcado al gato en un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la multitud había invadido inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar al gato en mi habitación por la ventana abierta. Sin duda, habían tratado de despertarme en esa forma. Probablemente la caída de las paredes comprimió a la víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto con la acción de las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver.

Si bien en esta forma quedó satisfecha mi razón, ya que no mi conciencia, sobre el extraño episodio, lo ocurrido impresionó profundamente mi imaginación. Durante muchos meses no pude librarme del fantasma del gato, y en todo ese tiempo dominó mi espíritu un sentimiento informe que se parecía, sin serlo, al remordimiento. Llegué al punto de lamentar la pérdida del animal y buscar, en los viles antros que habitualmente frecuentaba, algún otro de la misma especie y apariencia que pudiera ocupar su lugar.

Una noche en que, borracho a medias, me hallaba en una taberna más que infame, reclamó mi atención algo negro posado sobre uno de los enormes toneles de ginebra que constituían el principal moblaje del lugar. Durante algunos minutos había estado mirando dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha blanca que le cubría casi todo el pecho.

Al sentirse acariciado se enderezó prontamente, ronroneando con fuerza, se frotó contra mi mano y pareció encantado de mis atenciones. Acababa, pues, de encontrar el animal que precisamente andaba buscando. De inmediato, propuse su compra al tabernero, pero me contestó que el animal no era suyo y que jamás lo había visto antes ni sabía nada de él.

Continué acariciando al gato y, cuando me disponía a volver a casa, el animal pareció dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, deteniéndome una y otra vez para inclinarme y acariciarlo. Cuando estuvo en casa, se acostumbró a ella de inmediato y se convirtió en el gran favorito de mi mujer.

Por mi parte, pronto sentí nacer en mí una antipatía hacia aquel animal. Era exactamente lo contrario de lo que había anticipado, pero -sin que pueda decir cómo ni por qué- su marcado cariño por mí me disgustaba y me fatigaba. Gradualmente, el sentimiento de disgusto y fatiga creció hasta alcanzar la amargura del odio. Evitaba encontrarme con el animal; un resto de vergüenza y el recuerdo de mi crueldad de antaño me vedaban maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de hacerlo víctima de cualquier violencia; pero gradualmente -muy gradualmente- llegué a mirarlo con inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia, como si fuera una emanación de la peste.

Lo que, sin duda, contribuyó a aumentar mi odio fue descubrir, a la mañana siguiente de haberlo traído a casa, que aquel gato, igual que Plutón, era tuerto. Esta circunstancia fue precisamente la que lo hizo más grato a mi mujer, quien, como ya dije, poseía en alto grado esos sentimientos humanitarios que alguna vez habían sido mi rasgo distintivo y la fuente de mis placeres más simples y más puros.

El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis pasos con una pertinencia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas, para poder trepar hasta mi pecho. En esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo -quiero confesarlo ahora mismo- por un espantoso temor al animal.

Aquel temor no era precisamente miedo de un mal físico y, sin embargo, me sería imposible definirlo de otra manera. Me siento casi avergonzado de reconocer, sí, aún en esta celda de criminales me siento casi avergonzado de reconocer que el terror, el espanto que aquel animal me inspiraba, era intensificado por una de las más insensatas quimeras que sería dado concebir. Más de una vez mi mujer me había llamado la atención sobre la forma de la mancha blanca de la cual ya he hablado, y que constituía la única diferencia entre el extraño animal y el que yo había matado. El lector recordará que esta mancha, aunque grande, me había parecido al principio de forma indefinida; pero gradualmente, de manera tan imperceptible que mi razón luchó durante largo tiempo por rechazarla como fantástica, la mancha fue asumiendo un contorno de rigurosa precisión. Representaba ahora algo que me estremezco al nombrar, y por ello odiaba, temía y hubiera querido librarme del monstruo si hubiese sido capaz de atreverme; representaba, digo, la imagen de una cosa atroz, siniestra..., ¡la imagen del patíbulo! ¡Oh lúgubre y terrible máquina del horror y del crimen, de la agonía y de la muerte!

Me sentí entonces más miserable que todas las miserias humanas. ¡Pensar que una bestia, cuyo semejante había yo destruido desdeñosamente, una bestia era capaz de producir tan insoportable angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios! ¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar de la bendición del reposo! De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora a hora de los más horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso -pesadilla encarnada de la que no me era posible desprenderme- apoyado eternamente sobre mi corazón.

Bajo el agobio de tormentos semejantes, sucumbió en mí lo poco que me quedaba de bueno. Sólo los malos pensamientos disfrutaban ya de mi intimidad; los más tenebrosos, los más perversos pensamientos. La melancolía habitual de mi humor creció hasta convertirse en aborrecimiento de todo lo que me rodeaba y de la entera humanidad; y mi pobre mujer, que de nada se quejaba, llegó a ser la habitual y paciente víctima de los repentinos y frecuentes arrebatos de ciega cólera a que me abandonaba.

Cierto día, para cumplir una tarea doméstica, me acompañó al sótano de la vieja casa donde nuestra pobreza nos obligaba a vivir. El gato me siguió mientras bajaba la empinada escalera y estuvo a punto de tirarme cabeza abajo, lo cual me exasperó hasta la locura. Alzando un hacha y olvidando en mi rabia los pueriles temores que hasta entonces habían detenido mi mano, descargué un golpe que hubiera matado instantáneamente al animal de haberlo alcanzado. Pero la mano de mi mujer detuvo su trayectoria. Entonces, llevado por su intervención a una rabia más que demoníaca, me zafé de su abrazo y le hundí el hacha en la cabeza. Sin un solo quejido, cayó muerta a mis pies.

Cumplido este espantoso asesinato, me entregué al punto y con toda sangre fría a la tarea de ocultar el cadáver. Sabía que era imposible sacarlo de casa, tanto de día como de noche, sin correr el riesgo de que algún vecino me observara. Diversos proyectos cruzaron mi mente. Por un momento pensé en descuartizar el cuerpo y quemar los pedazos. Luego se me ocurrió cavar una tumba en el piso del sótano. Pensé también si no convenía arrojar el cuerpo al pozo del patio o meterlo en un cajón, como si se tratara de una mercadería común, y llamar a un mozo de cordel para que lo retirara de casa. Pero, al fin, di con lo que me pareció el mejor expediente y decidí emparedar el cadáver en el sótano, tal como se dice que los monjes de la Edad Media emparedaban a sus víctimas.

El sótano se adaptaba bien a este propósito. Sus muros eran de material poco resistente y estaban recién revocados con un mortero ordinario, que la humedad de la atmósfera no había dejado endurecer. Además, en una de las paredes se veía la saliencia de una falsa chimenea, la cual había sido rellenada y tratada de manera semejante al resto del sótano. Sin lugar a dudas, sería muy fácil sacar los ladrillos en esa parte, introducir el cadáver y tapar el agujero como antes, de manera que ninguna mirada pudiese descubrir algo sospechoso.

No me equivocaba en mis cálculos. Fácilmente saqué los ladrillos con ayuda de una palanca y, luego de colocar cuidadosamente el cuerpo contra la pared interna, lo mantuve en esa posición mientras aplicaba de nuevo la mampostería en su forma original. Después de procurarme argamasa, arena y cerda, preparé un enlucido que no se distinguía del anterior y revoqué cuidadosamente el nuevo enladrillado. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. La pared no mostraba la menor señal de haber sido tocada. Había barrido hasta el menor fragmento de material suelto. Miré en torno, triunfante, y me dije: "Aquí, por lo menos, no he trabajado en vano".

Mi paso siguiente consistió en buscar a la bestia causante de tanta desgracia, pues al final me había decidido a matarla. Si en aquel momento el gato hubiera surgido ante mí, su destino habría quedado sellado, pero, por lo visto, el astuto animal, alarmado por la violencia de mi primer acceso de cólera, se cuidaba de aparecer mientras no cambiara mi humor. Imposible describir o imaginar el profundo, el maravilloso alivio que la ausencia de la detestada criatura trajo a mi pecho. No se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude dormir profunda y tranquilamente; sí, pude dormir, aun con el peso del crimen sobre mi alma.

Pasaron el segundo y el tercer día y mi atormentador no volvía. Una vez más respiré como un hombre libre. ¡Aterrado, el monstruo había huido de casa para siempre! ¡Ya no volvería a contemplarlo! Gozaba de una suprema felicidad, y la culpa de mi negra acción me preocupaba muy poco. Se practicaron algunas averiguaciones, a las que no me costó mucho responder. Incluso hubo una perquisición en la casa; pero, naturalmente, no se descubrió nada. Mi tranquilidad futura me parecía asegurada.

Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, como el de aquel que duerme en la inocencia. Me paseé de un lado al otro del sótano. Había cruzado los brazos sobre el pecho y andaba tranquilamente de aquí para allá. Los policías estaban completamente satisfechos y se disponían a marcharse. La alegría de mi corazón era demasiado grande para reprimirla. Ardía en deseos de decirles, por lo menos, una palabra como prueba de triunfo y confirmar doblemente mi inocencia.

-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros, esta casa está muy bien construida... (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con naturalidad, casi no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente construcción. Estas paredes... ¿ya se marchan ustedes, caballeros?... tienen una gran solidez.

Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi corazón.

¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación.

Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!


Bueno esto seguirá mejorando! espero sus comentarios!